viernes, 10 de junio de 2011

"Carpe Diem" pero cúrratelo, por favor...

Esta locución de origen latino que se puso de moda con aquel profesor que pretendía despertar la llama de la sapiencia y el sentido de la vida entre sus pupilos en la épica película "El club de los poetas muertos", me da la impresión que se confunde con bastante facilidad. Y me explico. Resulta que al parecer el "gozar del momento" va relacionado con "no hacer nada", con "vivir la vida"... sencillamente. Como si la vida estuviera para recibirla tan ricamente sin mover un dedo (¡y más con la que está cayendo!). Y es que, salvo que le des una vuelta de 180º al globo terráqueo y te conformes con un plato de arroz al día y, en caso de ser afortunado, un "black tea" por la mañana, mucho me temo que antes de "gozar plenamente del momento presente" deberías currártelo con esfuerzo, trabajo y constancia. Porque, sin que venga a colación ni relación con nada, pero tengo que confesar que estoy hasta las narices de este ambiente de pasividad, de falta de iniciativa, de sedación social y personal en el que estamos sumidos día tras día.

Creo que va siendo hora de hacer nuestra aquella frase de un famoso presidente de los Estados Unidos que figura en uno de sus billetes más emblemáticos y que llegó al máximo cargo de la Casa Blanca, con poco más que una formación autodidacta. La susodicha cita era: "Yo me prepararé, que mi oportunidad llegará". Pues bien, si hay algo que a partir de ahora deberíamos hacer todos por igual es prepararnos porque las oportunidades brillan por su ausencia, pero no tardarán en aparecer y entonces habrá que aprovecharlas, siempre y cuando se esté en condiciones y cualificación para ello.

Así pues, vale ya de abrir paso a la máxima de "aquí me las traigan todas" y ahora toca remangarse, doblar el espinazo, clavar los codos, pringarse hasta la coronilla o como se le quiera llamar. En resumidas cuentas, que se terminó la vida de "sopa boba" y más vale sumar puntos de cara a un futuro cada vez más exigente y escabroso, donde ya no bastará con un toque de picardía combinado con un puntito de enchufe... porque parece ser que este modelo está absolutamente rancio y exprimido.

Y por cierto, que una vez más este consejo no es ni mucho menos exclusivo del trading (aunque sí muy aplicable y recomendable) sino que puede ser extendido a cualquier campo y materia que se precie. Se trata, simple y llanamente, de mejorar, de aumentar el valor y la calidad de nosotros mismos en todo lo que hacemos, en lugar de sentarnos en una silla y preguntarnos "¿Por qué a mí?". Así que espabila y en lugar de quejarte, dedícate a preguntarte cómo puedes mejorar en tu vida, en tu trabajo, en tu trading... o en lo que te dé la gana. Pero mejora, por el amor de Dios... que es lo único que deberías hacer antes de dejar este puñetero mundo de forma digna y con la tranquilidad de haberlo entregado "una pizca mejor de lo que te lo dieron a ti". ¿No te parece?



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