viernes, 25 de febrero de 2011

"Vale más ser cobarde un minuto...

... que estar muerto todo el resto de la vida."

Esta es la cita con la que comienza el capítulo dedicado a la Segunda Ley de Oro ("Jamás incrementaré una posición con saldo negativo"). Y la propia frase lo dice todo.

Cuando tenemos una posición y vemos que aquello se vuelve en nuestra contra, ¿por qué somos tan tercos, tan brutos y tan rematadamente suicidas? No nos basta con aceptar la pérdida, sin ser capaces de cerrar la operación y aceptar una derrota, sino que hacemos sonar el cornetín de la heroica más absurda, huyendo hacia adelante. Es entonces cuando decidimos aumentar la posición, promediando el precio de entrada... ¿y qué ocurre? Fácil, simple y rápido: Es ese momento cuando definitivamente hemos firmado nuestra sentencia de "ruina acelerada", porque no sólo perderemos sino que incrementaremos exponencialmente el tamaño y la velocidad de esta pérdida hasta límites insospechados.

Imagínate la típica escena de la bola de nieve que comienza siendo pequeña y a medida que va rodando por la ladera y alcanzado velocidad, va creciendo y creciendo... Pues bien, llevado al trading, aumentar una posición perdedora es como colocar en el camino de esa bola todo tipo de objetos (a ser posible voluminosos y punzantes, para que duelan) con el fin de que la gran esfera devastadora, lo sea aún más en tiempo y forma. ¿Y sabes lo mejor de toda esta película? Que al final del trayecto estás tú (y sólo tú) en posición desafiante, erguido, los pies en "v" y bien apoyados en el suelo; una mano en la cadera y la otra levantada y abierta con la autoridad del mejor guardia de tráfico y diciendo... ¡a ti te paro yo!

Bueno, pues a ver si te repasas el capítulo de la Segunda Ley de Oro y te dejas de tantos aires de absurda grandeza...

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