sábado, 19 de marzo de 2011

No por mucho madrugar, amanece más temprano

Al hilo del conocido refrán, que por cierto no debe entenderse como una invitación a la dejadez, ni a la vagancia, ni a la postergación, sino como un sabio consejo para dejar que las cosas se tomen su tiempo, admitir que todo proceso necesita su desarrollo y en definitiva, para dejar de correr sin ton ni son por la vida, se me ocurren varios paralelismos con el mundo de la bolsa y con nuestro día a día cotidiano.

Un ejemplo en la bolsa: "No por mucho mirar la pantalla, tu posición va a ir donde tú quieres". Es decir, que podrías aprovechar el tiempo para un sinfín de cosas más productivas que estar alentando como convidado de piedra, en una fiesta en la que tu participación es tan ínfima que no merece ni mención. Cada vela que se forma en un gráfico de cotizaciones requiere su tiempo y es algo que tú no puedes ni acelerarlo ni disminuirlo. Acéptalo.

Un ejemplo en la vida: "No por mucho coger el coche, llegarás antes". ¿De qué sirve ir con tu vehículo pegado al culo constantemente en una población donde en el 80% de los casos no tienes más de un kilómetro que recorrer? Estoy harto, cansado y aburridamente sorprendido de ver cómo cada mañana llego antes al colegio de mis hijas (¡caminando la friolera de unos 800 metros!) que mis vecinas y vecinos más cercanos, los cuáles se empecinan en embutir un día tras otro su coche en un amasijo lento y espeso de impotencia,  impaciencia y malas sensaciones para comenzar el día (¡No saben lo que se pierden!).

Otra de bolsa: "No por mucho operar, se gana más dinero". Aunque bien es cierto lo que alguien dijo alguna ve de que granito a granito se llena un saquito... No se debe confundir con que al final del día vas a ganar más dinero, mientras más operaciones hagas. Porque si la operación no es buena y has forzado la entrada y te has saltado parte de tus normas de especulación... sabes de sobra que no hay nada que rascar (y por cierto, que te pueden endosar un serio correctivo que se lleve de un plumazo muchos de los granitos ganados con tanto esmero).

Y otra de vida: "No por mucho trabajar, ganarás más dinero”. Esfuérzate, sacrifícate, supérate… pero usa el cerebro, por favor. Cuando más agobiado te veas, sabiendo que estás haciendo todo lo que puedes, que te deslomas cada día de sol a sol y que aún así no llegas cómodo a fin de mes, es cuando más tienes que pararte y pensar cómo puedes ser más productivo, cómo puedes conseguir más con menos esfuerzo y menos tiempo. Porque el tiempo se escapa y corre como el agua de un río escarpado. Mójate y disfruta del río. Tiene que merecer la pena.

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